Promover las relaciones basadas en el buen trato, demanda de especialistas en educación y violencia machista

En el marco del VI Memorial Hortènsia Alonso dedicado al abordaje de las violencias machistas en el ámbito educativo y del ocio desde los 0 años, se analizó cuál es el papel de las comunidades educativas en la prevención de la violencia machista. En la jornada participaron maestras y maestros, profesorado y alumnado de secundaria, más de un centenar de estudiantes de la Universidad de Lleida y profesionales del ámbito educativo y de la igualdad de género.

La conferencia inaugural, a cargo de la catedrática emérita en Sociología de la Universidad de Barcelona Marina Subirats, puso sobre la mesa la necesidad de cambiar los modelos de masculinidad y feminidad para adecuarlos al mundo actual. Subirats reflexionó sobre cómo la violencia machista se transmite en el proceso de socialización dibujando cómo tienen que ser los chicos y hombres, las niñas y las mujeres y señaló que los modelos actuales están obsoletos.

“Actualmente, aún vemos un modelo de hombre y un modelo de mujer que parece que pertenezcan a mundos diferentes: a los hombres les continuamos inculcando que sean guerreros, competitivos, los mejores; y a las mujeres que sean acogedoras, frágiles, que gusten…”. Además, añadió que la violencia machista mata a las mujeres, pero también a los hombres. Subirats mostró datos de mortalidad en jóvenes por causas externas que ponen de manifiesto que el modelo masculino hegemónico tiene un coste sobre los chicos que están directamente relacionados con la mortalidad: suicidios, accidentes de tráfico, drogas, homicidios y deportes de riesgo.

La sexta edición del Memorial Hortènsia Alonso siguió con una mesa de diálogo titulada “Perspectivas para abordar la violencia machista desde diferentes espacios y niveles educativos”, que contó con la participación de profesionales de la educación infantil, primaria, secundaria y universitaria. En el ámbito de las guarderías y la educación infantil, la profesora Esther Oliver remarcó la necesidad de actuar partiendo de las evidencias científicas, implicar a la comunidad, identificar y visibilizar la atracción de la violencia y recuperar las relaciones basadas en el sentimiento y el buen trato. Insistía en cambiar el modelo de atractivo masculino: el chico que trata bien tiene que devenir un modelo de atractivo, también, para superar el modelo de masculinidad hegemónica.

Para profundizar en estos modelos alternativos de masculinidad, Paco Abril y Aharon Fernández, de Hombres Igualitarios, señalaron la importancia de trabajar con los chicos las tareas de cuidados y la educación, conectar con las emociones. Abril afirmaba que hay una labor muy importante que hacer en las Facultades de Educación donde la representación de chicos es todavía muy baja y Fernández instaba a que los hombres se posicionaran de forma rotunda en condenar la violencia machista, en particular, hizo un llamamiento al deporte masculino.

En este sentido, Genoveva Sastre señaló que el grupo de iguales juega un papel muy importante en este posicionamiento. Si el grupo o clase se posiciona contra las conductas agresivas y violentas, el grupo se autorregula: “el colectivo tiene que poner freno a la violencia y evitar quedarse al margen del conflicto”. Sastre pedía trabajar los vínculos humanos en las instituciones educativas como solución a la problemática de la violencia machista y cambiar la imagen de las mujeres que se encuentran en situación de violencia machista: “Las mujeres que sufren violencia machista no son víctimas. Son mujeres que están siendo agredidas, son mujeres con muchas potencialidades. Si cambiamos la imagen de víctima a mujeres constructoras de una sociedad nueva, iríamos mejor”.

Por último, Rosa Valls, pionera en la investigación de la violencia machista en las universidades españolas, apostó por romper el silencio en las universidades españolas, por formar en materia de género en todas las carreras, con base científica, por visibilizar que se puede salir de una situación de violencia y tener éxito académico y por posicionarnos en contra. Destacó la importancia de poner de manifiesto el acoso de segundo orden: la violencia que sufren las personas que dan apoyo a las víctimas.