5. La relación educativa

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La coexistencia de chicos y chicas en las facultades y centros universitarios, donde reciben unos mismos contenidos, hace que gran parte del profesorado y de las personas dedicadas a la pedagogía manifiesten su convencimiento de que existe una igualdad entre los dos sexos, identificando así enseñanza mixta y coeducación. Esta falsa identificación dificulta enormemente tanto el análisis de la situación real como la búsqueda de alternativas. Porque al situar en el centro de atención la existencia de un único modelo de enseñanza para los dos sexos, se está olvidando considerar las características que definen este modelo y las consecuencias que se derivan: un modelo masculino que fue generalizar para todo el mundo.

Es imprescindible la intervención de las personas que trabajan en la enseñanza para deshacer la aparente neutralidad de nuestro sistema educativo e introducir los cambios necesarios. Unos cambios que son posibles a causa de la diversificación de los agentes de socialización que interfieren en la mera reproducción mecánica de valores y modelos de comportamiento, haciendo posible la difusión de mensajes críticos y divergentes.

El profesorado tiene la tarea fundamental de transmitir cultura y facilitar al alumnado acceder a ella. Para las profesoras, esta función significa situarse como transmisoras de una cultura presentada como neutra y sustentada en valores y modelos patriarcales. La insignificancia -la consideración como no significante- del ser mujeres tiene el efecto de una cancelación profunda: la experiencia y los saberes femeninos no están presentes, porque la experiencia y el saber masculino son propuestos como universales y determinan la norma. Las alumnas, por su parte, sufren una coerción intelectual de la cual a menudo no son conscientes. Las mujeres están legitimadas a acceder al saber, pero este ingreso al orden cultural está caracterizado por la separación entre cuerpo y pensamiento. Generadas sin género, las maestras y las alumnas se encuentran en las relaciones educativas bajo los efectos de una "paideia" que sitúa el papel de las mujeres al ser ignoradas y, de forma especular, al ignorarse.

La necesidad de abandonar el paradigma androcéntrico nos sitúa ante el reto de dar forma a otras formas de pensar, que permitan situar en primer término la consideración irrenunciable del principio de la sexuación humana. No es una tarea que se reduzca a la delimitación de nuevos curricula, aunque éste sea un aspecto fundamental, sino que implique otra concepción de la pedagogía: una concepción que abarca una organización diferente de toda la actividad educativa, dentro de la cual tiene una gran importancia la relación que se establece con el alumnado. En este sentido, la relación profesorado-alumnado, así como la relación establecida con los contenidos que se transmiten, son las vertientes en las cuales pueden producirse transformaciones significativas. Unas transformaciones que pueden hacerse posibles a partir de la numerosa presencia femenina en los centros de enseñanza

Hablan las mujeres

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