2. Saberes de las mujeres

escriptora

artista que pinta un autoretrat

david - portrait of monsieur lavoisier and his wife

dona que teixeix un tapis

dones amb criatures

filadora

hazen i brown

infermera dona menjar

escultora

maria-mitchel

mujeres musicas

sastressa

vlb - autoretrat pintant

Desde hace tiempo, hay un acuerdo general sobre el hecho de que el sistema educativo se construyó de acuerdo con un modelo androcéntrico. Los contenidos escolares han ido variando a lo largo del tiempo, en función de las necesidades fijadas por las instituciones sociales, pero siempre han mantenido un enfoque androcéntrico. La jerarquización del saber y la cultura que se establece en la codificación del conocimiento académico pocas veces ha sido cuestionada. Eso quiere decir que, a pesar de la supuesta voluntad del sistema educativo de ser universal, éste desconsidera los conocimientos y las experiencias femeninas en la construcción del currículum.

A pesar de su inferioridad de condiciones para acceder a los conocimientos considerados cultos, las mujeres históricamente buscaron para ellas, y abrieron para otros, espacios donde pudieran dar vida a su pasión intelectual. En unos casos se trató de un recorrido solitario, en otros de una investigación en común. A menudo tuvieron que enfrentarse al dilema que para ellas suponía reivindicar el derecho a una cultura y a una instrucción que negaba su propia identidad. Unas veces ocuparon espacios que consideraban legítimos. Otros crearon nuevos. Y a través de todos estos itinerarios, en absoluto lineales, las mujeres generaron un rico bagaje de saber dentro de las diferentes disciplinas.

Pero, además, las mujeres son depositarias de unos saberes que, también históricamente, han estado integrados en su práctica y experiencia cotidianas. Son unos conocimientos femeninos que se han difundido y comunicado por vías paralelas a las que han sido propias de los conocimientos científicos, pero que, a pesar de todo, han tenido y tienen una gran importancia en el sostén de la vida de las personas y de la vida social.

Así pues, las experiencias de las mujeres a lo largo del tiempo nos ofrecen un amplio abanico de saberes y conocimientos. Otorgar sentido a estos saberes femeninos, independientemente del ámbito en el cual se desarrollaron y de cómo hayan sido conceptualizados, significa darles entidad y situarlos dentro del mundo común. De esta manera, se obvian las dicotomías que jerarquizan el saber y la cultura –tales como naturaleza-cultura, privado-público, reproducción-producción, artes mayores-artes menores-, y se abre una nueva perspectiva que permite considerar, en toda su riqueza y amplitud, la contribución de las mujeres a la civilización humana.

Hablan las mujeres les dones

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